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lunes, diciembre 3

MUELOLOGÍA, A TODA PÁGINA




Muelología es la sección creada por Muel de Dios y Eduardo Lagar para el periódico La Nueva España dedicada a creadores asturianos. El fotógrafo Muel de Dios realiza un retrato personalizado de cada uno de los entrevistados en esta sección.

Pablo Amargo (Oviedo, 1971) es el ilustrador asturiano más internacional y laureado. Y eso que, como él dice, nunca ha ido por ahí vendiéndose. Le gusta que su “trabajo trabaje”, colocarse detrás de la obra y que ella hable por él. Colabora regularmente en prensa y publicaciones periódicas tan destacadas como “The New York Times” y “The New Yorker”. Su libro “Cats are paradoxes” ha recibido, entre otros galardones, la Gold Medal 2017 por la New York Society of Illustrators, uno de los premios más prestigiosos en EE UU. Tiene en su haber una larga lista de distinciones, entre ellas, ya en 2004, el Premio Nacional de Ilustración concedido por el Ministerio de Cultura. Su obra recorre el mundo, pero no tiene móvil. ¿Acaso hay alguna urgencia que lo merezca? 


LA VISIÓN por Eduardo Lagar.

Cada línea, cada mancha de Pablo Amargo está más que pensada. Lo mismo que cada palabra que dice. Por eso todas las piezas encajan como un todo mayor coherente y cuando Pablo Amargo va explicando cómo es su arte y oficio, desvela en realidad una forma  concienzudamente honesta de estar en el mundo. Se ve cuando explica, por ejemplo, por qué  los ilustradores europeos acaban siendo menos creativos cuando publican al otro lado del Atlántico. Encuentra que todo se debe a la existencia de la figura del Director de Arte que hace sugerencias al artista para que "encaje" mejor con el público; un señor que a su vez consulta con el director general, que hace sugerencias al director de arte para que haga sugerencias  al artista y así, en esta cascada de sugeridores visionarios, la propuesta original del artista va descafeinándose; la creatividad empieza a cojear, da tumbos, cae y muere. "No tienen visión, tienen miedo", sentencia Amargo a quien tanto irrita la "falta de visión". Es lo que él defiende a capa y espada: mira, piensa, ensaya, ten criterio, se tú. Eso es ser persona. Si acudes a Amargo, ya sabes lo que hay. "Prefiero perder un cliente a perder la amistad del lápiz".
No me digan que ésa no es una forma buena de estar en el mundo, poniendo todos los huevos en la cesta de la integridad, sin miedo, sin afanarse en esa obsesiva construcción de las apariencias en la que tanto trabajan los ciudadanos-operarios de las redes sociales. Dice Amargo que sólo es un tipo muy paciente que un día, leyendo un cómic, tuvo la visión de lo que quería ser en la vida. Otro día se puso a dibujar y el resultado fue tan horroroso, la vergüenza tan grande, que volvió a hacerlo para enmendar el primer error. Y así, subsanando un error tras otro, llegó hasta hoy. "Lo que pasa es que cada vez cometo errores más sofisticados".


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